De pie.
"Torneo inter-roscas. Grados décimo y once." decía el afiche pegado en las carteleras del colegio. Era una buena noticia, por lo menos lo era para mi curso. Nunca fuimos un curso unido, éramos una serie de grupos que se conocían y a veces hasta se aguantaban de buen humor, algo así como unas cuantas repúblicas independientes, cada una con su idioma diferente, leyes, líderes, etc.
Campos se inscribió con su combo, así como Omar, el combo de Nicolás y el mío se unieron para formar un equipo decente. Los partidos se jugarían detrás del laboratorio de química, en la cancha de fútbol 5.
Recuerdo que ganamos nuestro partido, 1-0 con gol mío. Al día siguiente jugaba el equipo de Campos contra un equipo formado por los mejores jugadores de 11-1 y 11-2. Sabíamos que iba a ser una masacre. El equipo de Campos tenía un buen jugador-Castañeda- los otros eran solo sus amigos.
El día del partido, Castañeda pidió permiso para salir 10 minutos antes a recreo, necesitaban cambiarse y calentar. Cuando el resto del curso salió, ya los dos equipos estaban en la cancha. Sin ponernos de acuerdo, todo 11-3 se ubicó a un costado del laboratorio de química. Por esa única ocasión nos unimos. Nos enfrascamos en un duelo a madrazos contra los otros dos onces. La rabia que se respiraba afuera pronto se trasladó a la cancha. Y ese partido se convirtió en uno de mis mejores recuerdos del colegio. No hubo hazañas, primó la lógica, y el equipo de Campos perdió 5-3, sin embargo nunca olvidaré que corrieron todo el partido, que lucharon cada balón como si estuvieran jugando una final, hasta R., el más tronco del curso, recuperó un balón en la media cancha y a punta de fuerza llegó al arco contrario para marcar su único gol "oficial" en todo el bachillerato. Nunca los vi jugar mejor que ese día.
Al terminar el partido entramos al salón, ellos se quedaron cambiándose. Cuando finalmente entraron al salón, todos, como si hubiéramos estado de acuerdo, nos pusimos de pie y les reconocimos su esfuerzo, la manera como habían jugado el partido de su vida, y les dimos el aplauso más fuerte y sincero que pudimos.
Campos se inscribió con su combo, así como Omar, el combo de Nicolás y el mío se unieron para formar un equipo decente. Los partidos se jugarían detrás del laboratorio de química, en la cancha de fútbol 5.
Recuerdo que ganamos nuestro partido, 1-0 con gol mío. Al día siguiente jugaba el equipo de Campos contra un equipo formado por los mejores jugadores de 11-1 y 11-2. Sabíamos que iba a ser una masacre. El equipo de Campos tenía un buen jugador-Castañeda- los otros eran solo sus amigos.
El día del partido, Castañeda pidió permiso para salir 10 minutos antes a recreo, necesitaban cambiarse y calentar. Cuando el resto del curso salió, ya los dos equipos estaban en la cancha. Sin ponernos de acuerdo, todo 11-3 se ubicó a un costado del laboratorio de química. Por esa única ocasión nos unimos. Nos enfrascamos en un duelo a madrazos contra los otros dos onces. La rabia que se respiraba afuera pronto se trasladó a la cancha. Y ese partido se convirtió en uno de mis mejores recuerdos del colegio. No hubo hazañas, primó la lógica, y el equipo de Campos perdió 5-3, sin embargo nunca olvidaré que corrieron todo el partido, que lucharon cada balón como si estuvieran jugando una final, hasta R., el más tronco del curso, recuperó un balón en la media cancha y a punta de fuerza llegó al arco contrario para marcar su único gol "oficial" en todo el bachillerato. Nunca los vi jugar mejor que ese día.
Al terminar el partido entramos al salón, ellos se quedaron cambiándose. Cuando finalmente entraron al salón, todos, como si hubiéramos estado de acuerdo, nos pusimos de pie y les reconocimos su esfuerzo, la manera como habían jugado el partido de su vida, y les dimos el aplauso más fuerte y sincero que pudimos.
10 Comments:
Hay cosas que nunca cambian ...
que buenoooooooooooo......:D
bacano recuerdo.
que lindo recuerdo!
Saludos!
carambas, parece que cada colegio fuera igual. es impresionanto como uno termina teniendo tantos recuerdos similares aunque los viva con nombres distintos.
que lindo recordar.
Mehiciste recordar cuando en quinto de primaria los mejores jugadores de mi salón faltaron al colegio preciso el día que teníamos un duelo a muerte con los de cuarto y por eso casi perdemos nuestro invicto de todo el año...
Esa vez yo salvé el día y me llevaron al salón en hombros... sniff!!... qué lindo recuerdo!!!
ahhhh....a ver a quien aplaudimos a la coctelera o al pandebono...
Epa, sacar tres equipos de Once, eso no me lo imagino en mi colegio. Los Pumas fuimos un híbrido de noveno para arriba, de nuestro "parche", porque en el colegio no había "combos", sino "parches" y eran intergeneracionales.
recuerdo sólo dos o tres torneos de fútbol (la cancha coincidía casi con la totalidad del patio y no la dejaban despejar así como así), jugué dos, fui suplente una vez y titular la segunda. De la segunda vez quedé capitán por llevar a aquel euipo- más tarde- al cuarto lugar de la COFOL-I.
Mi curso siempre fue bastante unido, menos mal (aunque en mi curso solo militaba otro Puma) y cualquier malicia imaginable contra las directivas, los profesores o los demás alumnos, las perpetramos. Casi siempre impunemente.
De todas formas, su historia me conmovió.
Mi colegio era tan chico que siempre nos tocaba hacer inter parches... y terminabamos armando equipos con pelaos desde 6to hasta 11. Era extraño. Yo nunca fuí muy bueno para el futbol y ese deporte no es que me llame mucho la atencion. Pero cuando se trata de jugar con los parceros o con la familia (cual paseo de inicio de año) no me permito decir que no.
Un saludo
Cambia, todo cambia. Bueno, algunas cosas no, como esta, por ejemplo.
Saludos :)!
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