Por la libertad, dijo alzando su cerveza. Todos sus amigos, asistentes a la inauguración oficial de su primer apartamento alzaron las suyas riendo y gritando. El alcohol había corrido desde las 5.17 de la tarde, momento en el que se cerró la puerta dejando adentro todas las cajas y maletas en las que había empacado sus 24 años de vida. Oigan son las 11 ya, dijo una rubia flaca de pelo crespo y cerveza en mano que respondía al nombre de Catalina y que debía cerrar un ojo para poder enfocar la pantalla del celular donde veía la hora. Pidieron 5 cajas de pizza, todas de pollo con champiñones. Los últimos en salir fueron Checho y Natalia, querían inaugurar a su manera todo el apartamento, es decir un cuarto, una salita, un baño y una cocina. El entusiasmo solo les permitió inaugurar cocina y salita, cuando iban por el baño decidieron que querían únicamente abrazarse, despedirse, dormir y dejar dormir.
Por fin algo solo mío, pensó en medio de la bruma de la borrachera, mientras se tiraba en el colchón que al día siguiente haría parte de una cama. Despertó dos o tres veces, un niño muy pequeño no dejaba de llorar, una mujer, tal vez la madre del niño decía por favor duerme, cállate déjame dormir.
Hubo varias señales, pero él se empecinaba en ignorarlas, como por ejemplo que no hubiera madres con niños pequeños en todo el edificio, que cada noche llorara más fuerte el niño, que la madre desesperada llevaba varias noches amenazando con matarlo si no dejaba de llorar. Debe ser en el edificio de al lado (sí claro el de oficinas, decía una vocecita en su cabeza), bueno el del otro lado (sabes que no, proseguía la vocecita), debe ser mi imaginación, no estoy acostumbrado a estar solo, pensaba cada noche antes de dormir, sabiendo que despetaría dos o tres veces por el niño que lloraba y su madre que lo iba a matar si no se callaba.
Fue tu imaginación Lu, le dijo mientras trataba de calmarla, no, gritaba ella, ahí estaba y el bebé tambien, ahí, ahí en el baño. Goticas de saliva volaban en todas direcciones mientras gritaba histérica. Me voy, dijo Luisa, no voy a pasar la noche acá, vámonos por favor, te lo ruego.
Estás histérica, le dijo él, cálmate y tratemos de dormir, ven no te vayas, ven... le gritó a la puerta que se cerraba. Al pasar frente al baño vio la puerta entre abierta, y la sombra de una persona sentada en la taza meciéndose. Su corazón se desbocó producto del miedo más intenso que habría de sentir en toda su vida. Corrió hasta su cama y se cubrió totalmente temblando. Pasos pesados llegaron hasta el lado de su cama. Tuve que hacerlo, no podía más, no podía, me iba a enloquecer, dijo la mujer parada al lado de su cama. Tuve que matarlo, tuve que matarlo, tuve que matarme, tuve que matarme, decía una y otra vez. Dejó de llorar, míralo, dijo mientras empezaba a correr la colcha que cubría su cabeza. Supo que esos tres segundos, eran los últimos que le quedaban de cordura, supo que iba a enloquecer irremediablemente en cuanto viera a la mujer que trataba de mostrarle a su hijo muerto.
PS: Comfortably numb. Pink Floyd.