miércoles, abril 11, 2007

Lejos.

Y no es que hubiera olvidado ese antiguo y querido sueño, ese que en las madrugadas frías de lejos contemplaba.
Ese en el que escribía una única novela que lo situaba en la historia. Y después nada el silencio, el retiro. Como Sallinger.

No se había quedado sin nada que decir, solo que entrar en esa zona era desgarrador y lo dejaba agotado, física y mentalmente, en silencio de días, caminando. Le gustaba caminar a lo largo del eje ambiental, iba hasta la librería Lerner donde se detenía horas buscando rarezas y novedades, los empleados ya lo conocían así que lo dejaban vagar entre los libros a sus anchas. Cuando se aburría seguía el trazado del eje hasta la Quinta de Bolívar, se quedaba mirando las excursiones de colegios, le alegraba ver a los niños tan lejanos del mundo (?), de la realidad (sí, claro, sigue soñando)...

Haciendo un esfuerzo salió de la cama a pesar del frío de esa madrugada bogotana, buscó la libreta y empezó a escribir, ideas, personajes, preguntas, flechas que los unían, daban vida a sus conflictos, a su personalidad...asqueado arrancó la hoja, hizo un avión y lo lanzó por la ventana. Que lejos se iba su sueño.

PS: Crímenes perfectos. Andrés Calamaro.

2 Comments:

Blogger Delirante said...

A más de uno le debe haber pasado... es más, ¿a quién no?

Hay sueños que se quedan, y se cumplen... hay otros que se van, así nomás, por la ventana como un avión.

Saludos :)!

11:22 a.m.  
Blogger Kamila said...

Yo creo que los sueños, sueños son ... NO?
Me encanta el PS. !!!
Saludos!

4:01 p.m.  

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