El bombillo

Estuve leyendo hasta las 11 más o menos. Cerré el libro y empecé a leer párrafos al azar, saltando a otras páginas tratando de hallarle un sentido a lo que se iba formando. Ya no recuerdo que concluí. Alguna teoría paranoica de las que tanto me gusta formar.
No se cuanto tiempo estuve mirando al techo, desviando a veces la mirada hacia el bombillo, para perseguir después los punticos de colores que se iban formando. Dejando que se formaran uno tras otro distintos pensamientos, sin profundizar en ninguno, pensando en todo y en nada a la vez. Recuerdo que estuve reflexionando largo rato sobre quien lloraría sinceramente si amaneciera muerto. Me emputó ese pensamiento. No es hora de andar pensando en la muerte así sea una idea que de maera recurrente me visita desde que era muy niño. Recordé a N y sus extrañas ideas sobre la nada y la muerte. Pensé en mi abuelo y en lo acabado que está, que mierda llegar a viejo y perder las fuerzas, las razones y las ideas. A veces quisera nunca llegar a viejo. O ser un anciano como mi otro abuelo, querido por mucha gente, respetado, con muy buena salud, con la plenitud de sus razones, sus fuerzas y sus ideas.

Sé que no. Me parezco más al otro. Terco. Malgeniado. Incomprendido. Con una sensación de vacío permanente. Cuando niño le temía al abuelo, ahora lo entiendo y me entra angustia y tristeza.

No se a que horas me quedé dormido. Estuve pensando mucho. En Caicedo, Sabato, Kundera, Hesse, Mann, Kafka...en que me gusta mucho leer, pero la pensadera me alborota la angustia. Pensé en la gente que he dejado de querer, porque soy incapaz de hallar el equilibrio en eso. O es con toda o es con nada, pero cariños a medias me provocan náuseas.

Tenía que levantarme temprano para mi clase de 7. Y lo logré. Cuando duermo mejor quiero quedarme en la cama.

Las noches solitarias mirando el bombillo, son territorio de la angustia. Aunque ni idea angustia porqué.

PS: Kiss. Prince.