Pruebas.

Eso me ha hecho sospechar que todo lo que alguna vez me dijo es mentira. Es más ahora hasta creo que en esos buenos tiempos que tuvimos y que recordaba como algunos de los mejores (tal vez los mejores) que he pasado, son mentira.

Son muchas las pruebas concluyentes. Sin embargo sé que tendrás la caradura de negarlo. Y alguna historia fantástica inventarás, convencida que de nuevo creeré, y con una sonrisa en la cara te diré: aaahhh bueno.

Sospechas había; desde hace dos años he tenido mis sospechas. Sin embargo con mi nobleza (güevonada) característica, te creía. Aclaro, que desde hace años decidí no hacer caso a las sospechas. Con mi capacidad de armar videos, y la paranoia que soy capaz de desarrollar, he aprendido que lo más sano es no creer en sospechas, solo en pruebas concluyentes y contundentes.
Y ahora las tengo. Y que raro, como si lo supieras has desaparecido del mapa.
Lo que más me ha sorprendido, más que la mentira, es que no me ha dolido. Debería estar triste o dolido, o indignado...y nada. Me ha dado risa, y curiosamente es una risa de alivio. No entiendo porque me alivia esto. Me alivia muchísimo saber que puedo putearte hasta que me canse y mandarte a la mierda, algo que nunca iba a suceder, ya que en teoría éramos muy parceros. Pero mira tú, me has dado la oportunidad de ser una mierda, y creéme que no la dejaré pasar. Hasta acá llegamos, querida.

PS: Train in Vain. The Clash.